jueves, 21 de octubre de 2010

Fluxus por Theodor W. Adorno

Prólogo

En su evolución más reciente, los límites entre los distintos géneros de arte confluyen entre sí o, para ser más exactos: sus líneas de demarcación se diluyen.

Theodor W. Adorno, 1966

Presentar a Fluxus en una exposición es una de las tareas más difíciles en la difusión de esta, ya que en la motivación e intención de este movimiento artístico subyace una paradoja irresoluble. Más que de un planteamiento positivo, Fluxus se define a partir de lo que no pretende. Como acontecimiento que surge de manera espontánea, se atiene al instante del ser y acepta su propio carácter efímero. Sus acciones y performances rechazan la repetición. La distancia temporal hacia los acontecimientos es casi insuperable. Y así, en sentido estricto, Fluxus sólo puede ser difundido a partir de una contradicción constitutiva, es decir, como documentación, mediante fotografías, apuntes, objetos-reliquia, múltiples y publicaciones. En todo caso, el puente hacia la época actual sólo pueden trazarlo aquellas obras que los artistas de Fluxus han creado en el presente a partir del espíritu de entonces. En esta exposición el Institut für Auslandsbeziehungen (IF A) ha incorporado algunas de esas obras.

Las primeras actividades de Fluxus se llevaron a cabo a principios de los años 60. Esa época constituyó un parteaguas para las artes plásticas en Europa y Estados Unidos. El campo de tensión de los múltiples movimientos anti-arte que sucedieron las ideas de Marcel Duchamp -neo-dada en Nueva

York, nouveau réalisme en París, Zero en Düsseldorf- permitió una libre exploración de la realidad y cuestionó el significado tradicional de los medios artísticos. En el intento de reconciliar el arte con la vida se basó un importante impulso para el surgimiento de nuevas formas artísticas que no se centraban en la producción de artefactos, sino en la acción y el involucramiento activo del público.

En sus trazos fundamentales, la filosofía estética que sustentaba al movimiento 'provenía de Estados Unidos. John Cage la había permeado del espíritu de la música; de esta manera, Fluxus se deriva no tanto de la historia evolutiva de las artes plásticas sino, sobre todo, de la música experimental. En esta conexión de pensamiento radica también el motivo de la transposición de limites mediáticos que caracterizó desde el inicio sus actividades. Fluxus reunió a músicos, literatos y artistas plásticos en producciones conjuntas y encontró una expresión sensorial en conciertos, eventos, manifiestos y ediciones.

Así como este movimiento no se deja delimitar a un solo medio artístico, tampoco se puede ubicar de manera nacional o territorial. Como fenómeno va más allá de límites estatales o nacionales, y al hacerla representa de manera paradigmática la acelerada internacionalización de la plástica durante los últimos decenios. George Maciunas, su iniciador, nació en Lituania. Cuando era niño llevó a Estados Unidos, pasando por Alemania, las impresiones, expectativas y anhelos culturales de su patria que lo acompañaron durante su formación como diseñador e impregnaron su interés por formas artísticas de doble fondo. Al mismo tiempo presenció el renacimiento radical del arte y entró en contacto con John Cage y otros compositores de la New School for Social Research, que produjo muchos artistas del happening. Regresó a territorio alemán a raíz de un trabajo que le encomendó el ejército norteamericano. En su equipaje llevaba los principios intermediales de acción que condujeron en 1962 al primer concierto Fluxus, el Festum Fluxorum, con el que se estableció en Alemania. Desde ahí irradió sus nuevos impulsos, que se propagaron por Europa y Estados Unidos.

Con esta exposición el IF A aborda por primera vez el tema de la migración en el arte. Los artistas se han convertido en global playera. El constante desplazamiento entre culturas se convirtió prácticamente en tópico del papel del artista en tiempos posmodernos. Si en los años 50 todavía muchos creadores se dirigían a París como la metrópoli cultural, o a Nueva York a partir de los 60, más tarde los artistas de Fluxus de otras naciones escogieron deliberadamente Alemania como su centro de residencia y trabajo, y obtuvieron ahí estímulo para su quehacer creativo.

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